A lo largo de mi experiencia en medios, pude ver repetidas veces inversiones desproporcionadas en la producción que terminan dejando a la campaña sin el impacto necesario.
El presupuesto de producción, sobre todo de producciones audiovisuales debe ser coherente con los canales de difusión. Destinar la mayor parte a la creación de una pieza increíble y luego no contar con los recursos suficientes para asegurar su alcance y frecuenci, no tiene mucha lógica.
Esto es especialmente crítico en campañas masivas, donde la televisión sigue siendo un medio clave. Sin una pauta sólida detrás, incluso la mejor producción pierde fuerza.
Y en el contexto actual, la TV no camina sola. La inversión debe contemplar como pilar principal una estrategia digital, que amplifique y refuerce el mensaje.
Una producción enorme sin presupuesto para comunicarla es una inversión que no justifica el retorno esperado.
Por eso el equilibrio es la clave. Porque al final, lo que importa no es solo crear algo memorable, sino asegurarse de que llegue a la audiencia correcta las veces que sean necesarias.